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El agua es un recurso esencial para la vida, pero no toda el agua que llega a nuestras casas o empresas es segura para el consumo humano. Para que podamos beberla sin riesgos, debe cumplir con ciertos estándares de calidad establecidos por normas nacionales e internacionales.
¿Qué significa que el agua sea “de calidad”?
Significa que el agua debe estar libre de contaminantes que puedan poner en riesgo la salud. Esto incluye:
Bacterias y virus
Metales pesados como plomo o arsénico
Sustancias químicas como cloro en exceso o pesticidas
Sedimentos, turbidez y malos olores
Pasos para garantizar su calidad
Análisis del agua
El primer paso es hacer un análisis físico, químico y microbiológico del agua. Esto permite detectar cualquier sustancia no deseada. Estos estudios deben realizarse en laboratorios certificados, utilizando equipos confiables como los de Hach o tecnologías similares.
Tratamiento adecuado
Dependiendo de los resultados del análisis, el siguiente paso es elegir el tratamiento más adecuado. Algunos de los métodos más comunes son:
Filtración: para eliminar sedimentos y partículas visibles
Cloración o desinfección UV: para eliminar microorganismos
Ósmosis inversa o ablandadores: para reducir sales, metales o dureza
Monitoreo constante
La calidad del agua puede variar con el tiempo, por eso es importante hacer revisiones periódicas. Equipos automáticos o sistemas de monitoreo continuo pueden ayudar a detectar cualquier cambio en tiempo real.
Mantenimiento de los equipos
Un sistema de tratamiento mal mantenido puede ser incluso más peligroso. Es fundamental cambiar filtros, revisar electrodos y limpiar componentes según las indicaciones del fabricante.
Normas que regulan la calidad del agua
En México, la NOM-127-SSA1-2021 establece los límites permisibles para los diferentes contaminantes. A nivel internacional, también existen estándares como los de la OMS (Organización Mundial de la Salud) o la EPA (Agencia de Protección Ambiental de EE. UU.).
BlueHa Team.